PRÁCTICA, PRÁCTICA Y MÁS PRÁCTICA

Hablemos de la práctica de mindfulness. Es frecuente que las personas que empiezan a practicar mindfulness encuentren dificultades relacionadas con el cuándo, cómo, y dónde. Para muchos, sobre todo para los que tienen que compaginar el trabajo con la familia y el tiempo libre, parecería ser que practicar en casa es "misión imposible”: “no paran de interrumpirme", "si les digo a mis hijos que no pueden molestarme, lo harán seguro", "esto no es para alguien como yo, es imposible que incorpore esto a mi vida". Encontrar el tiempo y el lugar para practicar no es fácil, y es absolutamente normal que aparezcan estos tipos de pensamientos. El problema es que la mayoría de las veces, estos pensamientos pasan de ser lo que son (pensamientos) a ser realidades "no están dadas las condiciones para que yo practique", y nos arrastran. El resultado: 0 práctica. Ante este panorama, hay varias opciones. La primera y la principal es anticiparnos a estos problemas de tipo "práctico" y planificar, ¿cuándo podría ser un buen momento para practicar? (al menos en teoría), ¿por la mañana o por la noche?, ¿a mitad del día?, ¿en casa o en el trabajo? Cuando tengas un plan, entonces será tiempo de ponerlo en marcha y es probable que cuando te dispongas a hacerlo, estos pensamientos surjan de todas formas. En ese caso, una opción es la de notar estos pensamientos, reconocerlos como eventos mentales, y al mismo tiempo, seguir tu plan, ir a la habitación o al espacio que habías seleccionado previamente y ponerte con ello. Aportarle flexibilidad a la práctica suele ser una buena idea: si el plan era practicar 45 minutos, pero han surgido inconvenientes, tal vez pueda poner a practicar 20 y dejar los 45 minutos para otra ocasión. Lo cierto es que entre 0 minutos de práctica y 20, hay una gran diferencia. A veces, el hecho de no encontrar un tiempo/lugar para practicar es un buen indicador de que quizá haya cosas que cambiar en tu rutina. ¿Cuanto tiempo al día dedicas al trabajo y cuánto tiempo al día dedicas a actividades que son gratificantes?, ¿cuánto tiempo pasas focalizado en cumplir con obligaciones y responsabilidades y cuánto tiempo dedicas a las cosas qué para ti son realmente importantes? Se suele decir que la práctica de mindfulness debe estar conectada con una intención. Las intenciones pueden ser distintas y variarán según lo que para ti sea importante y según el momento de tu vida. Quizá, la intención pueda ser estar más presente, o ser más amable con los demás y contigo mismo/a. Preguntarte quién quieres que note los efectos de tu práctica puede ser útil para conectar con esta intención. ¿Quieres que la práctica tenga un impacto en tu familia?, ¿en tus amigos?, ¿en la gente que trabaja contigo diariamente? Tomarnos un tiempo para conectar y reflexionar sobre la intención de la práctica puede ser muy útil y puede facilitar incorporar la práctica en tu día a día.

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